“Colgados” del puente
Los sábados los más intrepidos se suben al Puente Colgante para hacer Goming y vivir algo único


El puente Colgante lleva siendo la plataforma de salto de los más valientes desde el 29 de mayo, cuando un especialista se lanzara haciendo goming desde la pasarela situada a 45 metros para rodar un anuncio de Fiat. Desde entonces los saltos se han repetido cada 15 días, dando opción a todo el mundo a probar esta experiencia. La empresa Ojo Guareña aventura es la encargada de hacer este sueño posible. Por 100 euros el saltador no tiene más que preocuparse que de estar allí a la hora indicada, con las venas cargadas de valor y adrenalina.
Aunque mucha gente cree que se trata de “puenting” al realizarse desde un puente, Txus Riezu, gerente de la empresa Ojo Guareña, aclara que no es así, que la actividad que ellos realizan se llama “goming”. “En el puenting vas atado con una goma al cuerpo y el movimiento es pendular, en el “goming” el salto es vertical, aquí se cae recto”, aclara Txus Riezu.
¿Saltador listo? Tres, dos, uno, ¡salta! Y ya no hay vuelta atrás. El saltador ya está cayendo 45 metros en picado desde el puente colgante. A la izquierda Las Arenas, a la derecha Portugalete, bajo sus pies la ría y en la mente del saltador, solo una cosa, la libertad.
Es el propio Txus Riezu quien se esconde tras la voz que grita la cuenta atrás para los saltos, el visionario que hacía tiempo soñaba con poder saltar desde este puente. La primera curiosidad está relacionada con esos gritos. La idea de estos saltos es dinamizar el puente colgante, gritando la cuenta atrás las personas que pasean ajenas a lo que ocurre allí arriban alzan la vista y son así participes de lo que ocurre.Desde allí arriba todo se ve distinto. Es una doble actividad, primero se goza de las vistas de 360 grados de toda esa zona y después el plato fuerte, el salto.
A las 15:20 del sábado todos los monitores se reúnen en la entrada del puente colgante, en la parte de Las Arenas y descargan el material que necesitarán arriba. Cajas, cuerdas, bolsas y un objeto que a priori parece poco útil allí arriba, un corcho de bodyboard. 10 minutos después comprendemos que ese corcho es un sistema casero para proteger las cuerdas del roce del acero del puente.
Sobre las 15:30 llega un grupo de cinco saltadores, amigos que han decidido saltar en cuadrilla. Todos son de Leioa y están acostumbrados a este tipo de actividades, ya que han hecho puenting, paracaidismo y todo tipo de actividades de riesgo anteriormente. Aún así están nerviosos, se les nota en la cara, esa risilla nerviosa que todos solemos sentir antes de algo importante y esas irrefrenables ganas de ir al baño que a veces nos traicionan.
Empezando la subida
Lo primero que tienen que hacer los saltadores es ir a la tienda de El Puente, situada en los bajos junto a las taquillas, y rellenar un papel con sus datos, DNI y consentimiento, además allí les dan su ticket para usar el ascensor que les llevará a la pasarela. El equipo de Ojo Guareña sube directamente, acompañados por el “ascensorista”, una figura que seguramente la mayoría desconocéis, pero sin la cual no se podría acceder a la parte alta del puente. Una pasarela de madera estrecha, rodeada por verjas metálicas nos conduce hasta un punto más ancho desde donde se realizará el salto. No hay ninguna abertura y uno de los monitores es el encargado de desatornillar una de las placas metálicas para dejar el hueco de la ventana, desde donde se realizarán los saltos.
Se despliega el material con mucho cuidado sobre una lona, es un material caro y hay que tratarlo con mucho cuidado. La goma es impresionante, como un puño de gorda y muy pesada. Apenas mide 8 metros pero ya sabemos que se estira hasta casi cuatro veces su tamaño. Llama la atención que esté compuesta por miles de pequeñas gomas anudadas (como esos pelillos de goma que le salen a las suelas de las zapatillas cuando se gastan) que forman una goma resistente. La pregunta del millón: ¿Cuántos saltos soporta esta cuerda? La respuesta es contundente, 500, ni uno más.
El precio de la actividad se podría considerar caro, pero es normal si tenemos en cuenta todo el material que ha de utilizarse, la poca vida que tiene, los tres monitores encima de la pasarela, los rescatadores en la zodiac y el encargado del puente colgante ordenando cuándo se puede o no realizar el barco. Si lo miramos así y echamos cuentas, no es tan caro.
Seguridad ante todo
Cuando los saltadores están arriba Txus Riezu les explica qué es lo que van a hacer. Es muy claro explicando la seguridad, las pautas, lo que deben hacer en caso de acercarse demasiado a la goma y qué deben hacer después de haber saltado.
(Txus Riezu da las explicaciones previas al salto?
La gente escucha atenta, siguen estando nerviosos. Le preguntamos mientras sigue montando si normalmente son todos chicos como ocurre ese día y nos confiesa que normalmente hay más chicos pero que también suelen atraer chicas, aunque apenas suman un 20-25% del total de saltadores. El siguiente paso es decidir el orden de salto. Los cinco amigos de Leioa enseguida se ponen de acuerdo y deciden que Carlos Mas será el primero y Ortzi Ardeo el último. ¿La razón? Carlos Mas no “soporta” los nervios de la espera mientras los demás van saltando y Ortzi Ardeo es el que más tranquilo está. La pregunta clave cuando ya está al otro lado de la barrera listo para saltar es algo que todos nos hemos preguntado alguna vez, ¿Qué se siente en ese momento en el que ya no hay vuelta atrás? ¿En esos segundos mientras el propio Txus Riezu hace la cuenta atrás? Nada. En que hay que saltar y punto. Eso es lo que Carlos Mas sentía allí subido.
Su cara es bien distinta después del salto. Todo signo de rigidez o angustia desaparece y se transforma en una amplia sonrisa y un cuerpo relajado. Todos los saltadores uno tras otro vuelven a subir al puente para devolver el material con un único pensamiento: “Es una sensación magnifica, de volar. Quiero repetir”, lo dice Carlos Mas pero también los otros siete saltadores.
Misión: éxito
Nos va respondiendo las dudas una tras otra y nos explica todo el funcionamiento del salto. Lo más complicado parece la organización, ¿Cómo lo hacen? La gente se pregunta si hay que parar el puente, si no es peligroso, si hay que tener alguna cualidad física especial… Nada de eso. Negativo a todo.
Lo primero que tiene esta aventura es que está muy bien organizada. Un encargado del puente colgante armado con un walkie talkie avisa cuando la barcaza ha hecho su recorrido. Normalmente está parada tres minutos pero cuando se va a saltar la paran seis. También se controla que no pase ningún barco, y en el caso de que lo haga el saltador debe esperar a que el preligro pase. Una vez que está todo despejado le hace una señal a Txus Riezu, este le pregunta al saltador si está listo y entonces se realiza la cuenta atrás. El puente a su vez está comunicado con la Zodiac, en este día de saltos la zodiac pertenece a la Cruz Roja y lleva tres rescatadores a bordo. Ellos son los encargados de “posar” al saltador cuando desde el puente se le va dando cuerda, soltarle los arneses y llevarle a la orilla. En siete saltos realizados, ninguna incidencia, todo funciona como una maquinaria bien engrasada.
Hay algo que llama la atención y se convierte un poco en la válvula de escape de los saltadores. El momento de ser pesados. Aquí empieza una pequeña broma sobre el peso de cada uno y demás chascarrillos. Riezu mira atento al peso y después muy concentrado mide los metros de cuerda. Las dudas me invaden aunque los saltadores parecen ajenos. Me voy fijando en lo que pasa y memorizo los números: 87 kilos 8 metros, 76 kilos 11 metros… Finalmente lo entiendo y el dueño de la empresa me lo afirma. Se pretende crear sensación de acercarse lo máximo posible al agua, cuanto menos pesas menos se estira la goma y más cuerda te dan. La única restricción es que la báscula no puede marcar más de 100 kilos, bueno y no estar embarazada ni padecer del corazón.
Un poco de historia
El primer salto desde el puente se realizó el 29 de mayo, durante la grabación de un anuncio y después de eso vino todo. El ayuntamiento no tiene nada que ver con esta actividad, es algo gestionado por Ojo Guareña aventura y el propio Puente Colgante, que es de gestión privada. Al principio se pensó como algo temporal y si tenía éxito se pensó en la idea de hacerlo permanente. De momento un sábado si y un sábado no los saltadores se acercan hasta Las Arenas para probar un poco la adrenalina.
No hay intención de dejar de hacerlo, esto es, la actividad durará en el tiempo lo que dure el interés de las personas por saltar, ni más ni menos.
¿Saltador listo? Tres, Dos, Uno, ¡SALTA! Lo escuchamos por última vez y los monitores aplauden. El día ha sido un éxito. Los siete se han atrevido a saltar. Hemos de confesar que eran ocho pero uno de ellos no se atrevió a salir del ascensor. Normalmente o en el 99% de los casos los saltadores saltan a la señal del "jefe". Es el momento y hay que disfrutarlo. La sensación apenas dura unos segundos pero según nos cuentan, unos segundos deliciosos que te transportan a otro lugar. A los saltadores les quedan pocas dudas, recomiendan el salto, y a mí, después de verlo de cerca, tampoco. Hay que ir y probarlo.




















































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Fotografías Keltse Arroyo
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KELTSE ARROYO
